(En la Mira / Héctor Estrada)
La
tragedia desencadenada por el terremoto del pasado jueves terminó por sacar a
flote los peores ejemplos de inexperiencia, corrupción, oportunismo y errores
imperdonables dentro del entelarañado verde que actualmente gobierna la entidad
chiapaneca, y las exposiciones públicas de los lamentables episodios tienen hoy
al mandatario chiapaneco profundamente molesto por la ineptitud de funcionarios
que -sabe bien- él mismo ha solapado.
Y
los casos, ya de absoluto dominio público, no podían empezar por otra dependencia
que la Secretaría de Salud, bajo responsabilidad de Francisco Ortega Farrera,
quien terminó siendo expuesto por el propio Manuel Velasco Coello de la peor
manera posible. En plena Sesión Extraordinaria del Consejo Estatal de
Protección Civil, Velasco Coello reclamó a Ortega Farrera la falta de
funcionamiento del centro de salud en Tonalá, tras la tragedia.
Pero
el trasfondo de la molestia de Manuel Velasco con Francisco Ortega va más de
ese caso en particular. La relación del gobernador chiapaneco con el Secretario
de Salud no está en su mejor momento. El cúmulo de escándalos generados desde
la dependencia que actualmente dirige Ortega Farrera se han hilado uno tras
otro, provocándole al de por sí degastado gobierno chiapaneco varios dolores de
cabeza.
Sume
usted el desabasto de medicamentos, la huelga de personal en la Región Selva,
la tan mediatizada huelga de las enfermeras, la denuncias por la inauguración
del hospital de Yajalón sin equipo y los recientes reportajes expuestos a nivel
nacional sobre el abandono de las brigadas de salud en las zonas indígenas de
la entidad. El tema de la funcionalidad en el hospital de Tonalá parece ser la
gota que finalmente ha rebasado el vaso. Y honestamente no es para menos.
Caso
aparte es el del titular del Fondo de Fomento Económico de Chiapas (Fofoe),
Oscar Ochoa Gallegos, y su “kit para hacer menos el dolor”. Con el menor de los
tactos y sentido común, el funcionario tomó la palabra durante la sesión de
Consejo Estatal de Protección Civil para lambisconear a su jefe (el gober
verde), asegurando que para atender a los “dolidos” y disminuir su pena ya se
había hecho entrega del “kit sufra menos”, consistente en un ataúd, café, pan y
una carpa.
Y
es que, aunque vale reconocer que la entrega de estos elementos bien pudieron
servir bastante en los procesos de sepelio, la forma en que Ochoa Gallegos hizo
referencia a la entrega del “kit” pareció una verdadera burla para el dolor
real de quienes perdieron a uno o varios seres queridos como consecuencia del
terremoto.
Pero
no es la primera vez que la verborrea servil y lambiscona de Oscar Ochoa
termina metiéndolo en problemas. Vale recordar el episodio de hace apenas unos
meses cuando el joven titular Fofoe se aventó en pleno evento público su
“palomazo” cantándole de frente a Manuel Velasco Coello un fragmento de la
canción El Rey, con sus respectivas adecuaciones de pleitesía a la figura
gubernamental.
El
desafortunado funcionario público, hermano del diputado local Willy Ochoa, no
tiene miedo absoluto al ridículo. Su inexperiencia es más que evidente y su
soberbia es aún más peligrosa. Se ha enfrascado en una avalancha de adulaciones
constantes hacía la figura de Manuel Velasco que pareciera el principal de sus
objetivos para mantenerse en el cargo. En resumen, hoy actúa como político de
gestación sabinista agradecido en infinidad por hacer sido revivido con un
puesto de medio pelo.
A
todo lo anterior agréguele usted la desafortunada fotografía del actual
delegado de la Cruz Roja en Chiapas relajándose en fiesta de alberca en medio
de la tragedia. Un personaje que si bien no es funcionario público si debe
parte de su protagonismo sexenal y enriquecimiento súbito a los vínculos
amistosos y de compadrazgo con el mero mero “gober verde”. De las críticas
mediáticas por el comportamiento de la primera dama chiapaneca (Anahí) mejor ni
entrar en detalles. Ahí quedará el beneficio de la duda sobre la legitimidad de
su proceder.
A
la ola de casos lamentables se suman errores imperdonables de los que bien
detallaré en la siguiente entrega. Sin embargo, los ejemplos antes mencionados
son suficientes para dejar de manifiesto lo que ahora está padeciendo el propio
Manuel Velasco: la presencia de funcionarios ineficientes dentro de un gabinete
que tanto ha protegido y tan caro ha costado a sus aspiraciones futuras. Por
eso no se sorprenda usted que tras la contingencia los relevos en algunas
dependencias finalmente se den… así las cosas.