Héctor
Estrada
Con
el inicio de la temporada de lluvias y huracanes en Chiapas nuevamente las
alertas en ciudades con condiciones de alto riesgo vuelven a activarse. Ese es,
justo el caso de San Cristóbal de las Casas donde hoy se padece el resultado de
una irresponsable devastación ambiental que ha significado la pérdida de más de
15 mil hectáreas en bosques de la Región Altos de Chiapas.
San
Cristóbal es hoy uno de los ejemplos más claros de la explotación irresponsable
de las áreas naturales y su propia topografía que mantiene sentenciados a miles
de sus habitantes en una permanente sentencia de desastre.
No
ha sido gratuita la repentina presencia de constantes remolinos, torbellinos o
tornados –como algunos les han catalogado- en agosto del año pasado, si tomamos
en cuenta la drástica modificación que ha sufrido la topografía y el ecosistema
natural del denominado Valle del Jovel durante los últimos 30 años.
Devastación
Como
muestra clara de la devastación, según datos oficiales, en menos de tres
décadas el municipio de San Cristóbal de la Casas ha perdido más de 15 mil
hectáreas de bosque y miles de metros cúbicos de materiales pétreos como
consecuencia de la explotación indiscriminada de empresas extractoras de arena
y grava.
Hoy
las laderas de los cerros que rodean la ciudad y minimizaban los efectos del
viento sobre la misma se encuentran prácticamente “carcomidos” por los trabajos
de extracción que desde 1980 se realizan en esta región de la entidad.
De
acuerdo a datos de la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural (Semahn),
en el municipio de San Cristóbal de la Casas se contabilizan un total de 44
bancos de extracción de materiales pétreos, ubicados principalmente en las
inmediaciones de la zona urbana.
Tuvieron
que pasar varias décadas para que en 2012 la Fiscalía Especializada para la
Atención de Delitos Ambientales por fin aplicara la clausura a ocho de los 52
bancos de extracción que funcionaban sin cumplir las normas jurídicas y sin
autorización de las autoridades correspondientes.
En
ese entonces, fueron las zonas conocidas como “Salsipuedes” y “Las Coraleras”,
ubicadas en la parte alta del municipio, las que enfrentaron los procesos de
clausura por violar las normas ambientales y las disposiciones de la autoridad
en la materia. Sin embargo, el daño ya estaba hecho.
Saqueo persistentes
No
obstante, pese a los esfuerzos por detener el saqueo indiscriminado, de acuerdo
a registros de la Asociación Civil Pro Valle del Jovel, se estima que
actualmente alrededor de 600 camiones (de entre 3 y 8 toneladas cada uno) salen
todos los días de los bancos de arena con destino a diferentes ciudades de
Chiapas y estados como Tabasco o Campeche, entre otros.
“Son
trabajos que pese a las constantes denuncias y al evidente riesgo que
significan para la población no se han detenido. Se siguen excavando las
laderas de los cerros sin que se haga algo al respecto. Ya se están viendo las
repercusiones y parece que no es suficiente”, señaló Teresa Castañeda”,
activista, miembro de Pro Valle del Jovel A.C.
Por
su parte, los habitantes del barrio Santa Cruz La Almolonga, en el municipio de
San Cristóbal de Las Casas, informaron que en esa zona la extracción del
material pétreo ha llegado a las faldas del sagrado cerro de Santa Cruz, lo que
pondría en peligro no sólo a los habitantes sino también a los cuerpos de agua.
Denunciaron
que los trabajos que realizan particulares con el uso de maquinaria pesada para
extraer material pétreo, han avanzado casi hasta llegar a las faldas del cerro
“y si no paramos los trabajos va a haber un deslave que la pobre colonia de acá
abajo van a resultar los afectados, dañaría al cerro de Santa Cruz, el cual
genera mucha agua”.
Y
es que, el año pasado, el último torbellino que azotó San Cristóbal con rachas
de vientos de hasta 90 kilómetros por hora, dejó daños en 433 viviendas y 25 vehículos,
39 árboles derribados y ocho mil viviendas sin energía. Sin embargo, las
consecuencias climáticas generadas por el saqueo podrían ser mayores.
Los
propios especialistas han sentenciados que la deformación del relieve
topográfico en San Cristóbal y la deforestación evidente han sido elementos que
sin duda han contribuido a la aparición de fenómenos atípicos que podrían
repetirse este año, durante las mismas temporadas climáticas anuales.
Efectos agravados
Julio
Mellanes Camacho, investigador y especialista en Ingeniería Ambiental egresado
del Instituto Politécnico Nacional (IPN), advirtió que en caso de mantenerse la
tendencia de devastación ambiental en la Región Altos de Chiapas, los fenómenos
climáticos como los pasados remolinos suscitados en San Cristóbal de las Casas
podrían hacerse más frecuentes o incrementar su intensidad.
Destalló
que la composición topográfica natural de la Cuenca del Jovel ayudaba a
minimizar los afectos de las corrientes de viento en la zona, por lo que la
devastación de las elevaciones montañosas y la deforestación han elevado el
nivel de impacto de los fenómenos meteorológicos en dicha región geográfica de
Chiapas.
“Naturalmente
si se deforman las condiciones naturales tanto ambientales como geográficas
también cambian las condiciones climáticas. Esto es lo que ha sucedido tanto en
San Cristóbal de las Casas como en otras partes del país donde se presentan
climas extremos y si no se atiende la devastación, los efectos climáticos
tienden a ser más severos”, explicó.
Para
entender mejor lo drástico de las modificaciones climáticas en la región, según
registros históricos del Sistema Meteorológico Nacional (SMN), de 1980 a 2010
el promedio anual de temperaturas en Chiapas, y específicamente en la Región
Altos, presentó un incremento de entre 1,1 y 5 grados centígrados.
Otro riesgo latente
Pero
la mezcla de corrientes de viento calientes y frías que forman los torbellinos
o tornados, no son el único riesgo. Lo pronunciado de los cortes a los cerros y
la cercanía de las viviendas también se han convertido en trampas mortales que
podrían sepultar a familias enteras en cuestión de segundos.
El
propio Colegio de Ingenieros Civiles de Chiapas (CICH) ha advertido ya la falta
de estudios de factibilidad de mecánica de suelo en los procesos de extracción
y el elevado riesgo que implican las vertiginosas laderas de excavación.
Según
información del Instituto para el Manejo Integral de Riesgos de Desastres del
Estado de Chiapas, a cargo del Luis Manuel García Moreno, existen ya dictámenes
de riesgo en varias de las zonas de extracción que -en su gran mayoría- se
encuentran cerca de zonas habitacionales.
El
principal peligro se debe a la inclinación de las laderas excavadas y la
fragilidad del terreno que en cuestión de segundos podrían dejar a las
viviendas bajo toneladas de roca y piedra. Son cerros cercenados donde la
lluvia o los movimientos telúricos podrían ser el detonante de deslaves
repentinos.
Hoy,
el Valle del Jovel y particularmente San Cristóbal de las Casas enfrenta las
consecuencias del “Ecocidio”, de la explotación indiscriminada de sus zonas
arboladas y sus elevaciones montañosas, repercusiones que en caso de no ser
detenidas y revertidas, significarán futuros fenómenos climáticos o desastres
aún más severos que los acontecidos recientemente.